Después de los sucesos de la pasada Feria Internacional del Libro en Guadalajara, no me queda duda de que Enrique Peña Nieto es un chingón de chingones. Esto debido a que el precandidato presidencial del PRI ha sido capaz de escribir un libro que habla de temas sociales, económicos y políticos, sin siquiera haber leído uno completo (recordemos que en sus propias palabras ha leído pasajes de la Biblia), lo que sin lugar a dudas lo convierte en la envidia de politólogos, economistas, políticos, novelistas, poetas y porqué no, también de los guionistas de las telenovelas de Televisa.
"ATREVETE-REACCIONA" el blog de Lalo Ortiz
"UN BLOG POR DONDE PASA EL HOMBRE LIBRE PARA CONSTRUIR UNA SOCIEDAD MEJOR"
10 diciembre 2011
TRES LIBROS PARA PEÑA NIETO
25 agosto 2010
LA MUERTE DE NACHO CORONEL parte 1 y 2
20 julio 2010
¿QUIÉN NOS HA ROBADO EL MES DE JULIO?
La Revolución nos ha fallado parte 1
Preguntaría Joaquín Sabina “¿Quién me ha robado el mes de abril?” Nosotros bien podríamos revirar con un ¿quién nos ha robado el mes de julio? Quién… pero quién ha sido.
En las elecciones del año 2000, aún sin la edad para votar, salí a la calle con varios de mis amigos a celebrar lo que parecía un momento histórico: la alternancia democrática en México. Ingenuo como sólo un muchacho puede ser, creí en el fin del “establishment”, sin darme cuenta de que éste era un sistema y un método arraigado en las entrañas del país y con una experiencia suficiente para revertir la derrota en cualquier momento, que no responde a partidos sino a intereses.
La verdad me contagié de un cambio que nunca llegó. Habiendo nacido en una década de crisis (eso sí, con copa mundial y todo su show), y tras presenciar en el posterior decenio como los pocos dólares que ahorraba a tres pesos, encarecieron hasta a más de diez por el llamado “error de diciembre”—y sumando a esta situación que los pocos canales de televisión a los que teníamos acceso nos dieron noticias sorprendentes como el asesinato de Colosio, los tiroteos de los narcos en Guadalajara con la respectiva muerte del Cardenal Posadas, el atentado contra Ruiz Massieu perpetrado según algunos por el hermano de Carlos Salinas, los levantamientos del EZLN y del EPR, la figura del Subcomandante Marcos, el Tratado de libre comercio con los Estados Unidos y Canadá—supuse, como muchos otros mexicanos, que con la victoria de Fox (y de sus amigos) el país iba a cambiar.
La inercia de los cambios sociales mundiales a finales de la década de los ochenta y principios de los noventa, nos hizo festejar como si hubiéramos derribado nuestro “muro de Berlín”. Las primeras alcaldías y gubernaturas en manos de Acción Nacional y el ascenso del PRD en ciudad de México, vislumbraban ante nuestros ojos la posibilidad de un país democrático, donde corrigiendo los vicios podríamos construir una nueva nación.
En el caso concreto de las elecciones, se preveía un nuevo México donde se respetaría la voluntad ciudadana, donde no habría robo de urnas, ni voto de carrusel; un país donde las elecciones serían limpias y con alta participación ciudadana; donde las autoridades electorales no permitirían ni extorsiones, ni abusos electorales, ni compra de votos, ni tortas y refrescos en la jornada electoral; elecciones en las que no se inflaría el número de votantes, donde coincidirían las boletas depositadas con los votos contados, sin narco candidatos, sin narco casillas, sin acarreados.
Poco cambió para las intermedias federales del 2003, donde se repitieron las mismas prácticas y vicios de siempre, pero ahora aplicados en la medida de las posibilidades de cada candidato y de cada partido.
El de 2006 es el julio del olvido y el que nunca debemos olvidar. Es el de la elección presidencial que pudo ser el referente positivo de la democracia en México, y que terminó siendo una muestra vergonzosa de la herencia de las prácticas electorales que reinan en este país. A saber: la imposición de candidatos, el robo de urnas, la alteración de casillas, el pago de votos y la amenaza, entre otros. Sin pelos en la lengua y duélale a quien le duela, los ganadores del año 2000, los que fueron robados miles de veces en elecciones locales y federales, los de setenta años de lucha partidista, los que señalaron al PRI como ente fraudulento, son los mismos que terminaron traicionando su propia historia. Ellos que lucharon en nombre de la alternancia, terminaron matando a una niña pequeña de seis años llamada Democracia. (quiero aclarar que este artículo no trata de decir sí un candidato era mejor que otro, o atacar la ideología, partido o candidato de la preferencia de cada lector, sino del hecho fraudulento que aconteció.)
Los comicios de julio de 2009 y los de julio de 2010 podrían ser definidos como las narco elecciones. O igualmente como las de las alianzas bizarras e idiológicamente incongruentes o quizá las de los operadores electorales, esos mercenarios políticos que viajan por el país comprando votos.
Son razones como éstas las que me indican que el mes de julio nos lo robaron tanto los partidos políticos, como nuestra apatía a participar y analizar candidatos y propuestas alternas a las tradicionales. Porque hoy, en pleno siglo XXI, como desde hace más de cien años, persiste la famosa torta con refresco. Y sí analizamos fríamente aquella promesa de la Revolución de las elecciones democráticas, nos daremos cuenta, sin lugar a dudas, que la Revolución nos ha fallado.
“La Revolución nos ha fallado”, será una serie de artículos que aparecerán en este blog a lo largo de este año 2010 con motivo del centenario de la Revolución, no continuamente sino esporádicamente.
01 julio 2010
HAZ SANDWICH
"La selección no hace goles, pero eso sí, hace unos sandwiches chingones"
...aficionado mexicano en internet
El marcador en Johannesburgo indicaba un 3-1 final. Messi y compañía celebraban la victoria, mientras Márquez y los suyos (o los nuestros) se retiraban del recién remodelado Soccer City. Esa noche la selección mexicana había sido derrotada por tres dianas con historia propia; la primera un error arbitral, la segunda un error de la defensa mexicana y la tercera un golazo del Apache Tévez que dejó enmudecido a todo México. La reacción azteca fue tardía e insuficiente.
Sin embargo, la historia de la selección mexicana estaba escrita días antes de su derrota el pasado 27 de Junio, pero siendo el fútbol un deporte benévolo donde se puede ganar, empatar o perder, el equipo mexicano aún mantenía posibilidades de avanzar al tan añorado quinto partido.
El mundial de Sudáfrica 2010 fue un episodio más de una historia que parece ser siempre la misma y que la gente ha sabido señalar con la frase, “jugamos como nunca, pero perdimos como siempre”. Otros más aventurados dicen que la “verde” jugó mejor que todos y que nadie desarrollaba nuestro estilo de juego.
Dejando a un lado pasiones y nacionalismos, México no jugó un buen mundial y los resultados respaldan la aseveración. ¿Por qué? El equipo azteca ganó un juego, empató otro y perdió dos; recibió 5 goles y anotó 4, una carencia de goles absoluta si analizamos que, en el mismo número de partidos, Argentina marcó 10, Alemania 9 y Holanda 7. No importa que tan bien o bonito lo hicieron en la cancha, en el fútbol, a diferencia del nado sincronizado, el ganador es quien logra anotar goles, avanzar a rondas posteriores y finalmente alzar la copa.
Como lo mencioné antes, la derrota del pasado 27 de junio ya estaba anunciada por la doble moral de los directivos del fútbol mexicano, que han poblado la liga de delanteros extranjeros, la mayoría de segundo o tercer nivel; argentinos, uruguayos, brasileños que no alcanzan a llegar a Europa y son atraídos por los inmensos salarios que ofrece nuestra liga, quitando del camino a los jóvenes que podrían sobresalir. Esta conducta es idéntica a la del aficionado mexicano que les cierra los lugares a los atacantes foráneos nacionalizados, por el simple hecho de no haber nacido aquí, sin importar que ellos legalmente ya sean tan mexicanos como nosotros.
-LALO ORTIZ
24 junio 2010
“PRECIOUS” Y EL INEVITABLE PESO DE LA POBREZA
Quien quiera que haya luchado contra la pobreza,
sabe lo extraordinariamente caro que es ser pobre...
Sí eres obeso y cada gramo de grasa de tu cuerpo equivale a un kilo de problemas en tu vida, literalmente estás jodido. Eso es lo que vive Precious (Preciosa), una adolescente negra neoyorquina que a su corta edad sufre una terrible realidad. Cruda, triste, seca, real, una película fuerte que sin duda alguna es altamente recomendable para romper un poco la burbuja diaria en la que vivimos y reflexionar sobre el inevitable peso que muchas personas cargan sobre sus espaldas debido a la pobreza.
Con dieciséis años Precious está embarazada por segunda ocasión, fruto de una violación. Su primera hija también fue concebida en la misma forma. Vive en Harlem, pero se ilusiona con vivir en las afueras de Nueva York, con su profesor de la preparatoria de quien está enamorada. Sueña con ser una estrella de la pasarela. Quisiera ser blanca, delgada y muy guapa. Jamás ha tenido novio, le gustaría que fuese claro. No sabe leer ni escribir correctamente. Su madre vive de la asistencia pública, es desempleada y, por si fuera poco, odia, insulta y golpea a su hija.
La pobreza es un imán de muchos males, tales como los abusos sexuales, las drogas, el crimen organizado y el desorganizado, la mala alimentación, la ignorancia, etc. Un niño que crece ante tan caótica situación, ¿puede salir adelante? ¿Está en esos muchachos que han crecido en la marginación el poder lograr sus metas? ¿Tienen metas? ¿Crecen con anhelos o viven al día?
Sí bien hay personas que tienen las oportunidades para progresar o aprovechan o buscan la más mínima de ellas, también es cierto que al igual que Precious millones de niños y adolescentes mexicanos viven encerrados en círculos de pobreza. En estos prevalece la desolación y la desesperanza y lo de todos los días es un deficiente sistema educativo, empleos mal pagados o falta de estos, mala planeación familiar, fanatismos, pésimo gobierno, enfermedades, ignorancia, prostitución, crimen y, hoy más que nunca, crimen organizado.
09 junio 2010
PONTE LA VERDE O PONTE LA VENDA
Es oficial, el Niño Dios en su versión del Niño de los milagros es ahora un jugador más de la “Verde”, sui generis, kitsch. Los mexicanos le apostamos a todo y una vez más le rezamos al pequeño Jesús, para que nos ayude cual estudiantes antes de un examen y es que, mundial tras mundial, el pueblo viste al nazareno rogando por el milagro, ese milagrito de ver a “Rafita” Márquez levantar la copa, que para muchos es más importante que ver a sus hijos obtener el certificado de preparatoria u obtener un empleo.
Tengo que ser sincero con ustedes, “Little Jesus” nos ha fallado a todos… bueno… a todos no, existe un grupo de mexicanos que han visto la mano milagrosa del señor descender sobre sus cabezas y llenarle los bolsillos con el excelente negocio que es la selección. Por ejemplo “la Federación Mexicana” que ha visto crecer sus arcas al enfrentar al “Tri” a equipos sin nivel en los Estados Unidos, haciendo de la nostalgia de los paisanos un negocio de millones de dólares.
Las televisoras son el gran ganador de la competencia mundialista, el hecho de que México participe en una de estas justas representa cuantiosas cantidades de dinero en patrocinadores. Lo mismo sucede al contrario, si el Tri no participa, las pérdidas de lo proyectado son mayúsculas, lo que causa el despido del seleccionador, quien en la banca es el único culpable de la ineptitud de los jugadores.
El último ganador es el Gobierno. La apuesta oficial es por el éxito de la selección mientras Ciudad Juárez se convierte cada vez más en una ciudad fallida, Tamaulipas se rompe entre bandas del crimen organizado, Nuevo León es invadido por sicarios y narcos que se refugian de los enfrentamientos en Reynosa. En general el país se desvanece entre nuestras manos y Calderón espera que la atención se desvíe de la realidad y ser él el general del equipo de la “unificación”.
En esta ocasión México enfrenta al anfitrión Sudáfrica en el partido inaugural, lo que no será nada sencillo si recordamos que ningún local ha quedado fuera en la primera ronda, que el ánimo, las ganas y la motivación que pondrán los “bafana-bafana” ante su público es un arma a su favor, además tendríamos que sumar que seguramente la FIFA apostará por los de Johannesburgo, debido a su esfuerzo por realizar la justa. De Francia se dice que no tiene un buen nivel en este momento y de Uruguay que se le gana porque se le gana. Tanto exceso de confianza podría llevar a la gente a una nueva desilusión, dentro de una coyuntura actual tan difícil como la vive México hoy en día con la ingobernabilidad, el narco, la crisis y la pobreza extrema.
Hombre por hombre “les bleus” y la “celeste”, tienen jugadores más conocidos en el ámbito mundial, todos titulares en equipos europeos. Simplemente, la delantera charrúa tiene en sus filas al campeón de goleo de la Liga holandesa, Luis Suárez, y al artillero campeón de la copa UEFA, Diego Forlán. Francia se dio el lujo de dejar fuera al delantero Benzema miembro del prestigiado Real Madrid, mientras que el delantero azteca Carlos Vela jugó solo dos partidos de la Liga premier.
Algo es seguro, México enfrenta un mundial duro y cerrado con demasiadas expectativas creadas por las televisoras, los patrocinadores y el gobierno federal, a quienes no les importa lo futbolístico sino lo económico, razón por la cual un partido de octavos de final debería ser suficiente recompensa para los aficionados, ya que mientras la liga, la formación de jugadores y los directivos no cambien su forma de trabajar, intenten cambiar CONCACAF por CONMEBOL y se mantengan en una mediocridad constante se ve lejana la posibilidad de que mí cuau levante tan prestigiado trofeo.
En lo personal espero que la selección luche y gane pero, sobretodo, que la afición no se empape de la mediocridad de la derrota y no se fanatice con el triunfo, sino que disfrute, eche porras y siga adelante, ya que nuestra realidad exige más que un partido de fútbol. Que éste no sea un factor de distracción total, sino de entretenimiento, y que la afición por fin se dé cuenta, como dice el refrán popular, que Dios no cumple caprichos ni endereza jorobados. Más que rezarle al niño de los milagros por el éxito de la selección, deberíamos antes mejorar nuestro tan deficiente sistema deportivo y no olvidar, cualquiera que sea el resultado del mundial, que nuestro país pasa por uno de sus peores momentos sociales, políticos y económicos.
LALO ORTIZ